miércoles, 29 de mayo de 2013

Tabla periódica de una mujer pantera.







Para explicarla a ella
habría que crear una  nueva tabla
o elemento que la definiera.

Donde las valencias
siempre sean cero.
Donde las columnas 
se enredaran con su pelo.

Para explicarla a ella
deberíamos hacer una nueva tabla
que ardiera o se partiera.

Donde la electronegatividad
se moviera
allá donde ella fuera.

Si fuera un elemento,
sería considerada una mezcla
entre metal  y nitrilo,
por su toxicidad y su brillo alcalino.

Si fuera un compuesto,
reaccionaría solo al roce de la yema
de mis dedos,
sería un gran remedio 
para el desamor,
y se tomaría únicamente
con pequeños sorbos de alcohol.

Como droga,
causaría tal adicción
que hasta los pájaros cantarían
las maravillas que se esconden
tras sus besos.

En volumetrías,
haría precipitar hasta la más
profunda de las penas,
y hasta el papel tornasol,
al verla, viraría.
También podría usarse 
en síntesis cualesquiera,
donde "A" y "B" no reaccionen
sino por el sutil roce catalítico
de sus caderas.

Para explicarla a ella,
crearían un espectrómetro
para medir
los polvos interminables
que ella diera.



martes, 28 de mayo de 2013

Contigo y sin ti.









En este remanso que son sus caderas,
lanzo piedras a deshoras
para tenerla entretenida.

En este nicho de sexo en bolas,
barnizo sus pechos,
su pubis y su tórax.

En esta fragua de deseos desbocados
en la dulce intimidad de su espalda,
escribo con mis manos,
caricia a caricia,
los "tequieros" caprichosos
que callamos.

Y confesarle al dios de sus pupilas,
los pecados necesarios
para entrar en el cielo de su boca.

Escupirle al viento 
las horas sin ti.

Acometer a sus manos
con caricias.

Admirar el efluvio
de su sonrisa.

Condenar en botellas
los destinos.

Brindar por los sueños
rotos.

Y despertar a los vecinos
con la dulce intervención
de sus gemidos.







lunes, 27 de mayo de 2013

Punto a punto. Que a que.









Es la impasividad del tiempo
la que remacha las heridas.

 Que es con un grito al viento
como nacen las despedidas.

 Que no se hirieron colchones
en pasiones desmedidas.
 
Que no cuenten los celos
para historias fratricidas.
 
Que les lloren los relojes
a quienes perdieron tantas vidas.
 
Que se fundan nuestros cuerpos
con sus carnes pervertidas.
 
Que no se alejen nuestros sexos
en cada ruda acometida.